Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://declanquym993671.onzeblog.com/38677555/impacto-mediático-del-cabezazo-de-zidane